Proyecto Historias Diversas

Historias que se cuentan, prejuicios que perduran.

Las historias son una importante herramienta educativa. Profesores y educadores ven fácilmente sus beneficios en la transmisión de contenidos y valores, así como en la adquisición de habilidades. Pero la introducción de cuentos y la práctica de contarlos en el aula es más completa. Cualquier historia es una narrativa que refleja la forma en que damos significado (o construimos significado) a las experiencias personales. Es por eso que las historias y el contenido narrado se captan, memorizan e incorporan más fácilmente. Sus beneficios son tan transversales como su presencia en nuestras vidas: promueve las habilidades expresivas y del lenguaje, oral y escrito, la creatividad y el pensamiento crítico, el placer de aprender, el sentido cívico y las habilidades de socialización, además de poder ser estructurante en la construcción de la identidad. y el desarrollo de la conciencia y la expresión culturales.

En el nivel preescolar, es una práctica común que los profesores y asistentes educativos cuenten historias, con o sin el apoyo de un álbum de imágenes, en forma de canciones narrativas, diatribas o cuentos. En el 1er ciclo, las oportunidades disminuyen progresivamente, a pesar de la iniciativa de muchos profesores y de la presencia común de narradores profesionales, solicitados por escuelas y bibliotecas para realizar sesiones de cuentacuentos. Pese a ello, si los cuentos están presentes en actividades extraescolares o en el tiempo libre, es posible que sus beneficios no se aprovechen plenamente a nivel curricular. Esta es una de las primeras motivaciones de este proyecto: la implementación de más y mejores prácticas de narración en la educación básica, especialmente en el 1er ciclo, contribuyendo a su desarrollo cualitativo.

Por otra parte, es fácil reconocer que las historias disponibles en álbumes, CD y juegos ilustrados, así como en el inmenso repertorio tradicional de cuentos, acertijos, cuentos de animales y cuentos acumulativos, conllevan un bagaje cultural sobre el que es urgente pensar. y actuar en consecuencia. Son muchos los lugares comunes, prejuicios y estereotipos respecto al género, la etnia, la orientación sexual y la discapacidad que encontramos en las historias que contamos y leemos a nuestros hijos sin siquiera darnos cuenta. Se trata de cuestiones de lenguaje, de imaginación popular, de roles culturalmente establecidos unos para otros, de motivaciones de los personajes, de representaciones de clases, etnias o discapacidades que impregnan nuestras herencias y productos culturales y que transmitimos, a menudo inconscientemente.

Reflexionar sobre la forma en que difundimos, incluso sin saberlo, patrones de prejuicio y discriminación, y empoderarnos para actuar concertadamente sobre ellos, buscando herramientas para transformar la forma en que pensamos, percibimos y promovemos la diversidad, es otra motivación esencial de este proyecto. .